Obsesiva-compulsiva

Las habitaciones que no veo están difuminadas. No las veo, pero lo sé. Lo noto.
No puedo dejar de ordenarlo todo. No soporto que mis horquillas negras estén mezcladas con las verdes.
Flori acababa de limpiar la casa. Se fue, y yo repasé los cristales de la cocina porque se veían gotas de agua.

Ahora sólo escucho una canción. Es la que da sentido a mi vida. Es por oirla por lo que ha merecido la pena nacer, para sufrir y morir.

Soy demasiado feliz. Me deberían bajar el sueldo. Me sobra todo lo que tengo. Sólo necesito escucharte una y otra vez para sentir mi corazón emocionado mientras escribo.

Debería dejar que sonara otra canción distinta.
Debería dejar mis zapatillas tiradas por el suelo.
Pero creo que si lo hiciera, ya no me palpitaría de esta manera el corazón y las demás habitaciones se volverían nítidas.

Aprendiendo

Cuando no escribo es buena señal porque no necesito hacerlo.
Ahora mismo dejo apartada mi rayada de buscar trabajo y no encontrarlo y me dedico a otras cosas.



Estos son los dibujos que llevo hechos en papel distinto al de envolver el pan.
Puede que no estén demasiado bien. Incluso mi hermano (de artística aura azul) dice que no tengo talento, pero me da igual.
No tengo pretensiones de exponer en galerías de arte. Sólo pretendo aprender e ir haciéndolo cada vez mejor.

Sigo en ese tema, y también con el francés. Mañana tengo examen.

No me quiero conformar con mi aura ocre... ore... la odio.